De Bienvenida a Villanueva del Fresno y algunos "Cuando..."

Pues me monté en el coche pensando que ibamos a Bienvenida - imagina que hubiese quedado para ir con Natalia... aun estaríamos allí o nisiquiera habríamos llegado-, pero mi Esther me confirmo descojonándose de mí, que no, que realmente ibamos a Villanueva del Fresno, que no "del Freno" como pensaría la Rubi. Y con una modorra encima partimos para allá, hacia las III Jornadas del Gurumelo.

Los que llegaron antes pudieron difrutar de dos maravillosas a la vez que escasas pinchaditas de tan famoso manjar, el cual era servido al ritmo con que los aviones llegan a Barajas. Pilar pasó un poco triste la tarde porque Javi a esas alturas ya había saludado a más gente que ella en su propio pueblo, pero más tarde cogió carrerilla y la gente no se paraba con ella por cansina.

Cuando la tarde parecia que se iba apagando y antes de ir a ver el interesantísimo partido Villanueva-Cerro de Reyes, que terminó con la victoria del equipo local 2-1, una acertadísima golondrina se cagó literalmente en la horrible camiseta de Javi, cosa que muchos hubiésemos deseado hacer pero somos demasiado educados para eso.

Ya por la noche, mientras Esther y Yo intentamos sin éxito dar esquinazo al resto para irnos a zumbar poniendo como excusa "que estabamos un poco resfriados y nos queríamos recoger antes", nos hicimos amigos de "el" Jaime y "el" Manolo en los futbolines -que por cierto nos petaron- y cenamos unos riquísimos bocadillos con un poco de fresco. Después al Casino -con la consecuente decepción de Nini al ver que era un bar de ancianos para jugar al dominó, y a la discoteca INESTATO. Esto merece una historia a parte sobre la cara de felicidad de Nini al ver como anunciaban que mujer en ropa interior que bailaba allí, más tarde le enseñaría tó lo negro. Hay fotos sobre esto, en una de ellas sale Pablo, pero esa es otra historia.

Pues eso, que con constipado y todo duramos hasta la 4 de la mañana con una marcha que no veas. Durante la noche concierto de ronquidos para Javi en "Do menor" -a mí también me amenizó un ratín con los suyos-, y mientras tanto Jorge durmiendo en paños menores dentro del saco y una camiseta de la promoción de magisterío del año 200 antes de Cristo.

Aquí quiero agradecerle, y supongo que todos, a la madre de la Pili el estupléndido desayuno y que hizo que a Javi se le saltaran las lágrimas cuando entró en el salón aquella mañana.

A la tarde llegamos al ambalse de Alqueva y visitamos Mourão. Muy bonito por cierto. Allí es donde Tranquita encontró su barca, y compartió con todos nosotros el agua de la ciénaga que se había montado alrededor, pero se fué con la tristeza de no haber mojado a Esther. En cualquier caso, ya nos vengaremos del jodio tonto este.

Y una vez más gracias a la madre de Pilar por hacernos 25.234 bocadillos de lomo para la merienda, y la estancia en Villa Cayero.